Lo pide, el cuerpo te lo pide,
lo exige la piel, lo reclama el espíritu.
Está, presente en cada latido,
como el aullido del lobo a la luna llena
como el balido del gamo perdido.
Te he encontrado sin querer queriendo
te he buscado sin saber sabiendo
que tarde o temprano caerían por el costado
el caos, el qué y la lanza clavada.
Deja que lluevan los minutos en esta tarde sin nada
anda bajo una lluvia que ha caído desocupada
mírate, tus manos, tus rodillas, tus pies,
no llegará la muerte esta tarde a tu puerta
y sin embargo lloras, creyendo,
que una simple zozobra terminó con tu ahora.
Ve, destrózate, rómpete, el cuero, las tripas, el alma,
te lo pide el cuerpo, el espíritu, la piel lo reclama,
eres presente de cada latido
en cada suspiro
de cada olvido
en cada adiós.
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