que te miren y sonrían
que te mientan descarados
con un fuerte apretón de manos.
Se me ablanda el corazón del alma,
se me cae al suelo la esperanza,
de saber, que son ellos,
los que podrían torcer la historia
la nuestra, la de todos, la de cada día
y sin embargo, nada hacen para lograrlo.
Yo estoy acá,
de pie,
frente a la inmensa pared de hipocresía que avanza
cuando llegue acá de mí no habrá nada
ni el recuerdo
de lo que hice, de lo que quise, de quien soy,
no habrá velas encendidas,
ni figuras de cotillón alegrando los cumpleaños.
No habrá lágrimas,
no habrá si quiera olvidos.
Y sin embargo acá estoy,
esperando que esta brevedad de materia
que me limita en este tiempo espacio
ayude un poco a soportar
a quien venga detrás mío
a poner el cuerpo
e intentar detener este tsunami de idiotas
que con ambición y angurria
hoy levantaron esta ola de egoísmos y mentiras
para oprimir y exprimir a un mundo de buena gente
que solo quiere vivir en paz.
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