Como el hacha del verdugo cae
sobre el cuello tenso del condenado
como el ave solitaria encuentra
en la primaveral mañana
cómo satisfacer su canto
hoy cae sobre mí, tu juicio
necio, vacío, sordo,
plagado de pareceres, falacias y sin razones.
Hace algún tiempo recuerdo
que eras vos quien decía
que la moral y que la ética
eran caminos rectores por sobre el egoísmo
y que el altruísmo de ser quien sos
es la justicia ante miles de injusticias.
Pero hoy no te das cuenta (ni tampoco te molestan),
tus labios sucios por la inquina y tus mentiras
tus manos enlodadas de actitudes miserables
tu lengua anudada a una falacia que se esconde
y que calla detrás de tus bolsillos que se engrosan
gracias a tus trampas, y al mirar de otros para otro lado.
No tienes cara, reclamando igualdad y justicia
siendo tu la primera, en torcer las buenas maneras,
escondiendo cadáveres en un closet que construiste,
con antelación y alevosía.
Ojalá que la vida nunca te devuelva con las monedas falsas que has pagado,
ojalá,
pequeña Laura,
que crezcas y aceptes tus errores
y enmiendes lo que hayas malandado.
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