Se despertaron las envidias
al llegar el nuevo día
y ver sin alegría
que al barrio vuelto había.
Ni quiso Dios que de reojo
la cuereasen a su antojo,
la trataron peor que a un piojo
¡En mi barrio el manco es cojo!
¡Y la puta que ella es fuerte!
supo hacer su suerte
aún cuando la muerte
se le puso adelante
no le cambió el semblante
y sin ánimo cambiante
con el verbo empezó el duelo,
dejó a la parca en el suelo
que sin volver levantó vuelo.
Lenguas como la de ella
a una sospecha hacen querella
con más ramas que una pella
suele llevar su discurso
dándo al imbécil curso
empoderada más que un urso
cuando la razón posee
nadie hay que la caree
ni le mengüe en lo que cree.
Sin embargo esta mañana,
empilchada de bacana
se rindió ante la macana
sin largar lágrima vana.
Se fue al destacamento
donde no hubo tormento
peló chapa y documento
y quedó libre como el viento.
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