que nunca cesó por una cosa u otra,
en el desprecio, en el olvido, en el poco respeto,
donde los que quedan vivos
olvidan tal vez a propósito
el propósito que tenían aquellos
que murieron por mandato del enemigo
y no por manos del destino.
Es en la miserable búsqueda de la verdad
que las buenas intenciones
pueblan de mármol los cementerios,
es en el férreo desconcierto de la sin razón
que a los pescadores cambian de sus redes los peces
por millares de cuerpos muertos
y que en lo profundo del agua esconden las sus almas
tal vez para siempre.
Tan fortuito y efímero es nuestro paso por aquí,
tan sesgada y absurda se vuelve la realidad
ante los ojos del que absorto mira y comprende...
Heme aquí, parado ante un abismo imaginable,
soy la hoja suelta en el viento cayendo en el sin fin inexorable.
No existe la libertad, sin embargo, por vez primera, soy libre,
aunque las ventanas estén cerradas, aunque no quepan más camas libres,
aunque se guarde a la sonrisa tras un manto de esperanza
aunque te obliguen, una y mil veces, a hacer lo imposible,
a no amar, a no abrazar, a no besar, a no decir ya basta.
Hoy, más que nunca, soy libre, pues comprendí a la libertad
y tal necesidad ya no me encierra, persigue, ni domina.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario