ponerme de pie y armarme
así como puedo también amarme
con ternura real e infinita
verme, desnudo y sin pruritos,
mientras me hundo en lo profundo
de mi ser, sin que el parecer padezca
de ignominia, ni que la vergüenza
sea quien manda
Puedo, acobijarme con cada deseo
que brilla en el cielo que yo tanto beso
y siento, hoy, ayer y mañana
que lo que creo y sueño
lo transformo sin duelos
en un yo
libre de dueños, abismos y mareas.
Te espero,
sé que encontrarás el camino
que el destino dibujó con tiza
una mañana cualquiera
mientras un río lavaba tus pies
y las mariposas, tu sonrisa.
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