como si se tratara de un voz del más allá
que les hubiera ordenado perder el juicio
de un instante a otro, sin razón alguna.
Entonces los monstruos se doblegaron
y las bestias se avergonzaron
y los píos fueron crueles
y los santos fueron humanos
y los demonios fueron humanos
y los humanos se volvieron racionales, y sensibles,
y la tierra fue el paraíso de un cielo que olvidadizo
dejó de juzgar las acciones del quién.
Ya lo he visto todo,
he muerto al dormir y revivido sin querer en un sueño
que de ser realidad, sería pesadilla,
quedan individuos dando tumbos en el incierto,
y un manto de cenizas que ha pintado con pasmosa armonía
las miradas de esos entes que trashuman
en un paisaje fortuito que se funde en el horizonte.
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