viernes, marzo 02, 2007

Relación de dependencia -- Poesía


Le prometo despertarme todos los días a la misma hora,
tener las camisas planchadas, lavadas y perfumadas,
usar zapatos que combinen con el cinturón
y estar siempre de buen humor aunque se haya muerto el perro.

Le prometo no discutir, ni renegar de ninguna
de todas las leyes imparciales y mal pensadas que usted ponga,
usar la camisa abrochada hasta el último botón
y peinarme cada mañana, sea cual sea la lucha que haya tenido con la almohada.

Le prometo lealtad, fidelidad y cariño,
aunque el perro se haya muerto igual le prometo.
No hacer camarilla, decir si señor aunque no tenga la razón
y todas mis mejores ideas hacerlas pasar como suyas sin siquiera rezongar.

Le prometo tener brillo en los zapatos, en el cinto, en los dientes,
los cordones simétricos y prolijitos, el traje de punta en blanco;
pisar y limpiar la mugre que usted deja y no protestar ni resoplar,
a pesar de pisar lo que nunca quise pisar.

Le prometo que también he prometido que en cualquier mañana de estas,
prendo fuego la corbata y le envío el telegrama.

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