El tiempo le dará la razón a los justos,
aunque de nada valga la razón
el tiempo le dará la razón a los justos.
No abrazará a los impíos,
no cobijará a los que huyeron
cuando deberían haberse quedado,
no amparará a los que se quedaron
cuando tendrían que haber huido.
No discriminará, ni prejuzgará,
no enviará a nadie al cielo
ni tampoco al infierno
no juzgará tampoco, todo lo que hará
será darle la razón a los justos.
Los albergará en su cálido seno,
los amamantará, les dará su hombro,
los mirará a los ojos y agredecerá
el que a pesar de la adverdidad
los justos lucharon hasta el final
sin abdicar a la razón, al amor, a la paciencia.
No habrá premios para nadie,
ni primeros, ni segundos, ni terceros puestos.
Cada justo recibirá la razón que le compete
y el justo sabrá repartirla equitativamente entre las gentes
aunque nadie quede, los justos sabrán buscar,
encontrar, repartir y convidar, ayudar,
aprender, aprehender y enseñar,
El tiempo que pasa deja su huella,
y esa huella es clara desde donde culmina
hasta donde empieza, por que el camino tiene vueltas
pero el tiempo avanza siempre, caótico y hermoso,
de manera clara, concisa, sin extraños vericuetos
sin firmas, letras chicas o promesas.
El tiempo pasa y se lleva consigo
todo lo que encuentra en el camino
y lo que sobrevive es lo que queda,
al tiempo el fuerte no lo sobrevive
crece, envejece, se debilita y muere,
el débil al tiempo no sobrevive
con suerte crece, tal vez envejece
e igualmente como el fuerte muere,
solo el justo llega al final de los tiempos
por que el justo entiende más que nadie
sobre el tiempo, la vida y la muerte.
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