Sin saberlo, sin pensarlo, en el segundo agónico de la vigilia,
sentí la necesidad de acercarme, de sentir entre las sábanas tu aroma,
el calor de tu piel, el color de tus palabras,
escuchar la canción de tu respiración respirando
este mismo aire que yo respiro, mientras sonrío compartiendo con vos
todo lo que más anhelo, todo lo que más quiero.
Será que tal vez justo antes de dormirme,
sentí como si la vida fuera un sueño y en ese sueño
vos eras mi guardiana, cautivante y esdrújula,
firme, segura, con hermosas alas llenas de plumas,
con tus manos cálidas y sonrientes,
que acompañan, acunan y protegen,
cuando la soledad golpea, cuando el sueño llega,
cuando los golpes duelen, me cobijo en tus manos
que acompañan, acunan y protegen.
Antes de dormirme, cuando la vigilia se soporiza,
me acerco en silencio hasta quedar con la punta de las narices pegadas
y no hago sonido alguno y casi no respiro con tal de verte soñando
y le ruego a dios y a todos los santos
que me sueñes guardián, cautivante y esdrújulo
sonriendo sonriente de soñarme soñando
feliz y sonriente en la palma de tu mano.
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