viernes, junio 22, 2007

Colonia del Sacramento -- Poesía

El sol cae en el horizonte,
allá justito donde estaría Buenos Aires
se pierde en silenciosa soledad.
El Río de la Plata está calmo
y refleja como espejo
los mil y un colores pintados en el cielo
por la mano calma de Dios.
Alguna que otra nube vestida
con los matices más vivos de la tarde
en mil y un tonos bien distintos
transforman y alegran el paisaje.
En la costanera los botijas juegan
a la mancha, al fútbol, a la escondida,
o bajan veloces en sus bicis a las playas
para competir entre ellos
a ver quién tira la piedra más lejos
o hacen más sapos, o patitos, lo mismo da.
En la escollera algunos pescan
siempre siempre bien acompañados,
de grandes amigos o hermosas mujeres,
de perros solitarios o niños preguntones...
Se cambian las historias, las hazañas y comparten
sus sonrisas, sus penas, su pesca y el mate.
Su gente es romántica y buena,
sus callejas viejas guardan muchas historias,
algunas preciosas, algunas oscuras,
algunas que bueno... es mejor olvidar.
Su faro orgulloso ha resistido al tiempo,
a la adversidad, a las guerras y a todo
a todo el que quiera encontrar su orilla.
Ciudad hermosa. llena de luz, de paz y de amor...
No hay en el mundo más hermoso puerto
que mi dulce Colonia, Colonia del Sacramento.

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