Si solo de verlo parece un pobre tipo, desarrapado, patapulguiento, desgreñado y con una cara de pelotudo que se cae de bruces sin motivo alguno, miralo como camina ancho de hombros, cree que es el dueño de la vereda... pobre tipo, antes era un poligrillo que mendigaba las migas de los panchos en las plazas, lo más triste era verlo pelear contra las palomas por esas migas. Más de una vez, entre la calesita y el olmo, se sentaba a llorar desconsoladamente por el hambre que tenía, las quejas de sus tripas se escuchaban entre el llantito debilucho que largaba entre sus manitas ososas con las que cubría su esquelético rostro... en verdad que daba pena, más de una vez me quise acercar y ayudar, pero siempre me mandó a la mierda diciendo, metete tus miserias en el orto, borracho de mi... no le aceptaba nada a nadie, nunca quiso la compasión, ni la caridad de algún alguien. Era un tipo hosco y jodido que decía que algún día iba a ser dueño de algo y que ahí, íbamos a ver quién era más guapo. Quién iba a pensar que esto algún día sería verdad, no? Quién iba a pensar que se ganaría la lotería y encima, un pozo multimillonario, tanto dinero tuvo en las manos que el muy turro arregló la elección del intendente y al ganar éste las elecciones le dio la plaza, destruyó todos los juegos para niños, se deshizo de las bancas de madera ardiendo en pira en mitad del parque, cercó la plaza con alambres de púas y alambres electrificados, guardias de seguridad cubrían el perímetro de la plaza cuidando que nadie entre en el sitio, pero pronto empezaron las sospechas... no querían que nadie entre o no querían que nadie salga? Ruidos raros escapaban constantemente de allí, y nadie sabía que hacer. A veces parecía que se carneaba un chancho, otras gatos pariendo, otras riñas de perros o de gallos, se escuchaban voces humanas como si se corrieran grandes apuestas o desfiles ya que más de una vez se escucharon fanfarrias tronar.
Pensar que no tenía nada y al ganar la lotería y sigue teniendo lo mismo, nada... así ancho como lo ves caminando con esa sonrisa tatuada en su boca, con sus ojos que miran por sobre el lomo de la nariz, si te fijás en su mirada o si hablás con él, sabrás que lo que aprendió de la vida hasta ahora es pura patraña, se siente persona mejor porque el pobre tiene dinero, y pasa por al lado de los pobres y se ríe mientras ellos sufren, claro que ahora tiene una panza que le sale desde la quinta costilla y le llega hasta la pelvis, siempre toma gaseosa o esta comiendo algún pancho, del que cuida recelosamente las migas, ya que con las palomas no piensa congraciarse jamás.
2 comentarios:
¿te ha pasado que tienes ganas de escribir sin un objetivo? o quizás lo tienes, pero no te atreves a admitirlo, bueno eso: nada, sólo sentí escribir. adios Carol
Creo que todo en la vida tiene un objetivo, que nada está dado al azar y que las cosas que hacemos, las hacemos por algo que brilla adentro nuestro.
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