No me pidas que te explique
(pasa que ni yo entiendo)
sentir lo que estoy sintiendo.
Fue de pronto, mirar tus ojos
escucharte hablar, verte gesticular,
cada palabra, cada idea,
tu enorme pasión
mirarte tanto y con tanta atención
me llevó a descubrir qué vocales
hacen bailar a tu nariz
al son de lo que decís.
Y sentí,
no se cuándo, cómo, ni por qué
que no importarían los tal vez
y enfrentaríamos al puede ser
con hermosa impaciencia.
Y nos la jugamos y desnudamos
los cuerpos, los pensamientos, las almas.
Vos me miraste profundo a los ojos,
fijo, con un brillo distinto,
encendiendo todas las alarmas.
Entendí,
que tus palabras y tus hechos
son el viento,
que aviva el fuego de mi alma.
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