No es mi sueño ni mi gusto
que estés hundida en platos sucios
ni que andés fregando baños,
o piloneras de ropa hayas lavado
de los mil doscientos hijos
que la sociedad y buenas costumbres
nos azuzan a tener.
No te quiero ama de casa
servil, domesticada,
como una vieja mendiga
que su identidad perdió aquel día
que dijo sí al amar,
Te sueño libre
de pasados y fronteras
sin mordazas y sin vendas
sin cadenas, ni condenas
que te aten a un lugar
en el que no elijas estar,
yo te busco a vos entera
compinche y compañera
para que elijas si en tu senda
hay lugar para uno más.
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