sábado, octubre 10, 2020

Tarde -- Poema


El perro se había echado a tus pies
y tus pasos habían dejado huella
desde la puerta de entrada
hasta la cama maldita
había olor a olvido
a desperdicio
a tristeza.

También el adiós se olía 
hasta en las viejas cortinas 
que tapaban las vistas
curiosas de las vecinas
que pretendían vernos
desarmarnos uno adentro de otro
en aquellos tiempos que fueron de oro
y que hoy no valen ni el recuerdo.

Las aves de pronto
habían salido volando
estrepitosas, tal vez con  miedo
será que el gato del vecino
se había escapado
por la ventana abierta de su baño
y que ahora andaba de parranda
por el vereda, por la calle, por el patio.

Te diría que el silencio dolía
que las paredes guardaban el recuerdo
de las palmas de tus manos sudorosas
aplanadas contra ellas mientras gritabas
tus últimas promesas de amor, pasión y locura.

Ha muerto al fin la otra parte 
el reloj ha callado al minutero 
y el mundo entero pareciera 
querer saber que ha pasado
tras la cerrada puerta de entrada
donde espera una ambulancia estacionada 
que llora como loca,
mientras que el alma del muerto
espera ser liberada y volar
a tu encuentro en el paraíso.

No hay comentarios.: