No puedo parar, no debo detenerme,
la vida me lleva y me dejo llevar por ella
a donde sea que quiera que ella vaya.
Voy, si, con las cosas que lleva la marea,
de algunas me cuelgo y a otras esquivo,
trato de volver al rumbo como sea
cada vez que una correntada
me separa del destino que quiero.
Tal vez me tenga que bajar antes,
he visto a muchos hacerlo,
pero no por flojos, no por locos,
sino simplemente que encontraron todo
mucho antes de llegar al final del cauce.
Hubieron veces que tuve que nadar
bien de frente contra la corriente,
y muchas cosas se vinieron encima,
pero había que hacerlo, sin vueltas,
sin alternativa alguna. Hubo otras,
que pude nadar con la corriente
y me vi yéndome contra los que nadaban en contra
y traté de hacerles paso, y con algunos
nos chocamos las narices, pero claro,
quien esté en esto hace rato, entiende,
que más de una vez cualquiera debe
nadar contra la corriente, y cuando pasa,
te das cuenta, que lo que nadaba con vos
ahora va contra vos, y lo que usabas de ayuda
para mantenerte a flote, ahora lo esquivás,
sin culpa posible alguna, uno se vuelve más comprensivo,
al fin del cabo, siempre uno se da cuenta,
que el río es solo uno, y todos los que allí estamos,
somos los quienes damos sentido al río,
aunque algunos nademos a favor, otros en contra,
aunque algunos vayan solamente de orilla en orilla,
aunque algunos floten toda su vida sin importarle
ni el más mínimo bledo hacia dónde es que van.
Hay veces que verás hundidos los cuerpos de otros
que no llegaron, a pesar del esfuerzo, a ningún lado.
Hay otros que fueron ahogados por esos
que con tal de llegar carecen de todo escrúpulo.
Voy, hacia donde me lleva la corriente,
tratando de alcanzar la costa que me llene,
que me acueste, que me dé cobijo y reposo,
donde aprenda que la plenitud, no es un don, sino un logro.
No niego que de cuando en vez paro en alguna playa
y me alejo del vértigo loco tan solo por un rato
y me siento en algún otero a disfrutar del cielo,
de lo que me rodea y también un poquito pero desde afuera,
la locura que todos tenemos cuando vivimos las cosas desde adentro.