Muero en tu silencio de armiño
aplastado entre tus dientes
salvajes y soberanos,
inquietantes y bruxistas.
Me desarmo ignorante
de todos tus deseos
de todos tus deseos
y en los míos
(que no son míos)
(que no son míos)
me hundo como esclavo
sin sueños posibles.
Le has restado importancia al viento
que aunque invisible
arranca de cuajo al árbol
y vuela hasta a los techos enclavados.
sin sueños posibles.
Le has restado importancia al viento
que aunque invisible
arranca de cuajo al árbol
y vuela hasta a los techos enclavados.
Le has quitado el qué al tiempo
inmarcesible
inmarcesible
y permaneces cual estatua de granito
en el culo de un recuerdo
que nunca fue, pero siempre quiso.
en el culo de un recuerdo
que nunca fue, pero siempre quiso.
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