Me fundí en un silencio
en la sombra me evanecí
como un suspiro de la soledad
como el rabo pasajero de una nube que pasea.
No era la hoja de otoño flotando azarosa
ni el rayo del sol cayendo de lleno
no fui el pétalo de un flor
marchitándose en el cielo
no fui el color del amanecer
ni el petricor, siquiera fui el aroma
del sol viviendo en la piel bronceada;
fui, una gota en el agua.
Tan simple, tan efímera, tan cristalina,
tan delicada, que un adiós
dejó que se deslizara y desvaneciera
con un silencio
en una sombra.
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