sábado, noviembre 28, 2020

Derivado de la vida -- Poema


Ciego cementerio de hipócritas engreídos,
alabados sean aquellos que los hacen
temblar de miedo al recitar un verso
escrito por el dolor colectivo.

Ausentes son a las necesidades,
procrastinadores y necios,
soberbios ante la crítica, 
con hambre y minería
destruyen toda vida.

¿Qué culpa tiene la tierra?
¿Qué orgullo hay en dominar
aquello que ha nacido 
con habilidad desigual?

¿Eres consciente del agua que bebes?
¿Eres consciente de la planta que comes?
¿Eres consciente de qué animal eres?
¿Eres consciente del valor que le das al dinero?

Desaprendí de los viejos, eso
que para ellos valía.
Pobres, legitimaron y naturalizaron
las mentiras que les dijeron
creyeron que éramos dueños de todo
y no inquilinos de paso, y de visita.
Les dijeron que éramos superiores al resto
y que nada ni nadie merecía nuestro respeto
(salvo los hombres mayores que más tienen
y que enseñaron tales preceptos).

Entendí al patriarcado, al estado y a la religión 
como solapadas tiranías. 
A la economía, a la política, y al credo
como formas de legitimar la dominación.
A la escuela, a la cárcel y a la medicina
como armas de destrucción masivas. 
A la libertad, a la felicidad y al amor
como conceptos vacíos que todos conocen
pero nadie coincide al sentir cómo son.

Desaprendí y desaprendo
de lo que me enseñan día a día,
no creo en sus leyes 
ni en sus noticias
por esto es que ando como paria
navegando a la deriva,  
existiendo en la diferencia,
de sus mitos
y mis leyendas.

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