Sentí pena y tristeza
una fuerza irrefrenable
un deseo constante
de que el mundo se fuera a la mierda
quise detenerlo todo
pero no pude
patinaba en el sueño de un loco.
Sin saber cómo
sospechando el por qué
llegamos a donde no quería
las retamas olían a muerte
sonrisas otoñales engristecían los paisajes
la vida carecía
y los niños eran mercancía
de las que se ufanan altruistas
aquellos que hacen todo mal.
Y la gente que aún cree
a esos que dicen esto y aquello
honran a las imágenes nuestras de cada día
postrada ante los pies de aquella
que asegura mostrar la verdad y solo la verdad
Hasta reventar le dan al click y al tiquitic
en cada portal miserable en el que llenan
el vacío de sus vidas
con envidias, ocio y vanidad.
Oigan bien Betsy Benjamín,
cuiden bien de eso que hace Carlitos
encerrado en su cuartito
todavía no entendimos
el precio que se paga
cuando se llega a la cima más alta
sin escrúpulo alguno.
De tanto desear el afuera
lo que no matamos
agonizante espera.
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