Y qué pasará mañana
cuando la sombra del horizonte
golpee los cristales de las ventanas,
cuando las puertas se cierren
y que la oscuridad caiga como un juicio
sobre una espesa soledad.
Y qué pasará mañana
después de que las verdades choquen
y te encuentres, desparramando tantas mentiras
para justificar este accidente
que tanto duele y del que sos
parte culpable, parte responsable
pero ciertamente participante.
Y qué pasará después
cuando halles los bancos de las plazas sin palomas
las calles sin aroma a flores, los perros sin festejos,
a las ratas husmeando en la basura y a la muerte,
jugándole a la suerte, lo que queda de tu destino.
Qué pasará cuando la lluvia arda y no acaricie,
cuando los frutos intoxiquen, cuando falte el agua,
cuando el aire queme los pulmones y las aves,
al volar sobre los bosques, se incineren y caigan
como proyectiles incendiados.
Qué será de este bullicio
cuando el inexorable silencio
reine de nuevo sobre la faz de esta tierra
que violenta permite la estupidez
y luego la castiga
sin compasión alguna.
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