el joven roble se aferra a la vida
hurga en lo hondo buscando comida
pues fue este verano seco y duro
uno lo ve, con fruto maduro,
al que amoroso y estoico cuida
bajo el verde de copa tupida
muralla divina de amor puro.
¡Oh bello árbol! del bosque eres dueño,
cuna del viento y del buen vencejo
me has acercado a un mundo de ensueños
susurro en el alma es tu consejo
placer que asombra, onírico sueño,
te amé cuando niño y hoy siendo viejo.
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