lunes, abril 02, 2007

Caos Organizado -- Novela -- 20ma entrega -- viene del 14/03/07

A partir del 14/03/07 y por sesentaidós capítulos, todos los días voy a estar subiendo de a dos capítulos, esta apasionante novela, madre nominal de este blog. La misma lleva por título, Caos Organizado, podrán encontrar aquí muchas cosas que nos hacen y deshacen como seres, personas y sociedad. Tal vez alguno pueda sentirse reflejado en ella, o encontrar la sin razón del porque y las razones de sobra que tiene cada por qué. La dejo en vuestros ojos y en vuestras manos con la esperanza que disfruten al leerla, tanto como yo al escribirla.-

Caos Organizado -- Novela


XXXVII
-Qué chiste! todo el circo junto y uno de los payasos muere de un infarto- rieron varios de los que allí estaban. La puerta de entrada se abrió y Gustavo la atravesó con la seriedad denotada en las cejas.
-Daños?- preguntó.
-Pocos, hubo más bajas, el grupo tres fue baleado por completo, no se salvó ni uno, del grupo piro sobrevivió el enano, y el grupo dos voló la mitad del dinero.
-Cuánto pudieron sacar?
-Un buen billete.
-Qué tan bueno?
-Pongámoslo así, si fuese un cereal sería avena.
-Bien, muy bien...- dijo acariciándose la barbilla.- Qué pasó con Talmarital?
-Paro cardíaco enfrente de cámaras, dos médicos, ambulancia, Acrata Kalón lo acompañó.
-A qué hospital lo llevaron?- un silencio trémolo cubrió la habitación cual mortaja.- Qué pasó con Talmarital?- reformuló la pregunta aunque un poco más serio.
-Lo perdimos...- susurró uno. Gustavo apretó los párpados con fuerza.
-Se les escapó...
-Estaba muerto jefe, lo vimos caer, lo llevamos hasta la ambulancia y no reaccionaba, estaba muerto.- dijo uno poniéndose de pie. Gustavo les daba la espalda a todos y movía los brazos de una forma extraña.
-Digamos en porcentajes...- exclamó retórico- cuán muerto estaba?
-Un noventa y nueve- dijo con una sonrisa sobradora, que le duró lo que dura una bala en atravesar un cuarto e incrustarse en la cabeza del que como todo un idiota se quiere pasar de vivo, el hombre cayó sentado, muerto, un segundo después que la bala hizo lo que debía. Todos los que allí estaban miraron hacia otro lado silenciando sus temores en una inventada distracción.
-Noventa y nueve por ciento, ustedes se dan cuenta que el pichón voló, no? Alguien se dio cuenta de eso, aunque sea lo sospechó?- un hombre se puso de pie. Gustavo lo miró haciendo el esfuerzo en tratar de saber de donde se le hacía, que a este hombre de pie frente a él, le tenía cierto respeto.
-Lo seguí hasta la fábrica del norte, la del riacho, se deshicieron de la ambulancia hundiéndola en el riacho por supuesto, llevaron a Gésus hasta donde el grupo tres fue masacrado a balazos, el auto siguió...- al escucharlo hablar lo reconoció inmediatamente, era aquel hombre con iniciativa que había cruzado el alambre en mitad de la oscura calle, gracias al cual, repartirle la paliza a Gésus se había hecho más fácil. Lo escuchó entonces más atentamente-... siguió viaje internándose en la República, lo seguí por horas hasta que de pronto y en la nada despareció en el campo-. Talmarital estaba más vivo que muerto.
-Limpien el enchastre- ordenó, se acercó al hombre y le tomó el brazo- vamos a hablar un rato.- El hombre era de una estatura justa, de contextura mediana y su sombra raras veces se reflejaba en los espejos. Salieron del aguantadero caminando despacio. El sol bañaba apenas con sus cálidos dedos haciéndole cosquillas a los restos aún vivos de la República.- Por qué sospechaste que Talmarital no había muerto?
-No sé... me resultó extraño, conveniente.
-Conveniente?... conveniente... conveniente para quién, para qué?
-A la situación, al contexto, Talmarital era un tipo que no se metía en ningún quilombo, y sin embargo se metió en éste hasta las patas, sale en cámaras haciéndose el bueno, el que está a favor y blum! paro cardíaco frente a millones de gentes que van a pensar obviamente que está muerto. La duda era esa, por eso los seguí, además imaginé que saber el estado de Talmarital sería una carta en nuestra manga.
-Fantástico! al mejor estilo Holmes, Poirot un poroto, simplemente fantástico! Qué más sabés?
-Qué más quiere saber?- Gustavo lo tomó por las solapas arrastrándolo un par de metros, el hombre temía por su vida, se le notaba en los ojos.
-Si vas a estar de mi lado sabé que sé más que vos todo el tiempo y que si quiero te puedo aplastar como a una mosca, sé qué respiras, cómo, dónde, cuánto y por qué!- el hombre titubeó un segundo. Gustavo lo arrojó al piso con fuerza, despreciándolo, blasfemó e injurió a ese Dios que tiene la mayoría. En cierta forma extrañaba tener un aliado como Anselmo, sabía que había un hombre así entre miles, y también sabía que Anselmo ya no era más su mano derecha, lo notó en el bar de Colifa, lo notó en su mirada, esa mirada que no demostraba emoción alguna sino tan sólo bríos y cojones de sobra ante cualquier contrariedad. Estaba seguro que ya Anselmo no sería su mano derecha cuando supo que Talmarital había hablado con Gésus, pese a no saberlo todo, lo que Talmarital sabía junto con la información y la sagacidad que Anselmo tenía, su plan quedaba al descubierto. Resopló fastidioso sabiendo que la cosa se le podría ir de las manos, pero un Llorente no se daría por vencido fácilmente, conocía las jugadas y a los jugadores. Había ganado la primer guerra pero aún la batalla se luchaba en cada rincón del tablero. Gustavo tendió la mano hacia el hombre que aún seguía echado en el piso titubeante. El hombre aceptó la mano de una forma servil y se puso de pie.
-Te digo qué es lo que vamos a hacer... de ahora en más...- Gustavo pasó el brazo por encima de los hombros de aquel hombre que se hacía llamar Pinto, vaya uno a saber por qué.

XXXVIII

Anselmo se puso de pie al verlo entrar y cayó sentado de culo tomándose la mandíbula, Gésus de un sólo manotazo lo había sentado.
-Mierda que pegás duro!
-Te tendría que matar por hijo de puta...- le dijo.
-Creo que estás meando fuera del tarro, qué pasa?- Gésus lo miró fijo.
-En serio no sabés nada?
-Nada de qué?- Gésus reculó, todos intercambiaban confusas miradas.
-Mierda!- bramó furioso Gésus- nos estuvieron usando como a pelotudos...- Gésus ayudó a Anselmo a ponerse de pie.- Disculpame.
-No que va! me va a costar olvidarme de este moquete pero estoy seguro que tenías tus razones.
-Y qué razones!- Gésus se sentó en medio de todos y así porque si todos se sentaron en ronda, menos Colifa que conociendo a sus dos amigos sabía que esto venía para un rato, así que fue hacia la cocina trajo unos vasos hasta la sala, un par de botellas se abrieron y cada cual se sirvió a gusto lo que deseaba tomar.- Ese tipo con quién trabajabas de vez en cuando, en qué anda?
-Lo vimos hoy en el bar de Colifa, fue el que llevó a los asfixiados y a los quemados hasta el hospital.
-Sabías que ese tipo lo tenía a Talmarital agarrado de los cojones?
-Sí y no sólo a él...
-Gustavo, están hablando de Gustavo?- preguntó Fernando.
-Sí- contestó rápido Anselmo. Lucero se puso de pie y caminó un par de metros hasta su bolso de donde sacó el sobre papel madera.
-Esto lo sacamos del auto crema aquel- dijo entonces acercando el sobre, Anselmo lo vio por fuera y al verlo por dentro supo inmediatamente lo que contenía, se lo pasó a Gésus. Gésus sacó las fotos de adentro del sobre y las comenzó a ver una por una.
-Vos sabías de ésto?
-Me mostraron estas fotos un par de días atrás, quería averiguar que carajo estaba pasando antes de empezar a actuar.
-Sabías que los tres monitos que te cargaste en estos últimos días trabajaban para Talmarital?
-No tenía la más puta, pero sí olía algo raro y como no sabía que era no quería decir nada.
-Talmarital me contó sobre lo que eran sus sospechas pero ahora con estas fotos la cosa se aclara. Nos van a hacer mierda, saben eso?- un silencio respondió.- Ya están todas las cartas jugadas depende cómo juguemos es el resultado del juego. Este tipo, Gustavo, manejó silenciosamente la campaña, le pagó a periodistas para que me dieran más publicidad y así la gente me escucharía. Al tener tanta publicidad la gente pensaría que yo era la mejor opción y así ganaría las elecciones... pero para qué lo haría, si él ya lo tenía a Talmarital bajo sus servicios?
-Por plata...- dijo Colifa.
-Imposible- interrumpió Lucero- tiene toda la plata de los negocios de papá.
-No por plata eso es seguro, los Llorente juntamos una de las fortunas más sustanciosas del planeta.
-Poder?- susurró Elbéstides.
-Poder le sobra, hizo cambiar de parecer a la O.M.N. con el asunto de la Anarquía...- resopló Gésus.
-No sólo eso, sino que también maneja países del tercer mundo, ha creado dictaduras a montones para después deshacer a los tiranos una vez que éstos ya no le servían.- explicó Anselmo.
-Tal vez lo haga sólo por diversión...- suspiró triste Fernando sabiendo que su hermano era ese tipo de persona.
-Por favor!- exclamó Victoria- Quién arma semejante revuelo tan sólo para divertirse!?!?
-Lo que dice el majo no es tan desacertado, yo trabajé con él y realmente es un tremendo hijo de puta, cínico hasta la verija... por supuesto que no va a arriesgar todo el dinero que tiene así que también debe estar sacando un billete de toda esta situación.
-Cuál sería el próximo paso que nosotros deberíamos dar?- preguntó Gésus obligando a un silencio pensativo.
-Creo que primero tenemos que volar de acá.- dijo Lucero- él ya sabe donde estamos, si no hubiesen llegado ustedes y si no hubiésemos tenido las armas que le sacamos al punto aquel que también le sacamos las fotos, ahora nosotros dos, no estaríamos sentados con ustedes.- concluyó Lucero señalado a Fernando.
-También habría que esperar su próxima jugada.
-Si es que su próxima jugada no es ponernos una bomba y volarnos a la mierda mientras dormimos.
-Creo que tendríamos que formar algo así como focos de resistencia, la gente tiene miedo y eso lo podríamos usar a nuestro favor brindándoles seguridad de alguna forma.
-Si, pero cómo arengarlos?
-A los tiros, vos lo dijiste, es un cambio y los cambios traen miedos y cuando la gente tiene miedo lo mejor es tenerla a favor no en contra.
-Nos vamos a tener que dividir...
-Vamos a tener que usar la cabeza.- Elbéstides resopló triste pensando en Esperanza, metió la mano en el bolsillo y de allí dentro sacó la piedrita que parecía brillar como con luz propia, la recordó bañada por la tenue luz de la luna llena de caricias, besos y comprensiones, una lágrima le escapó del ojo a tempo con una sonrisa que nacía parida por esos lindos recuerdos.