sábado, abril 21, 2007

Llamado a la solidaridad – Poesía de “ Espejos”

Amigos, enemigos, hermosos conocidos, alegres desconocidos…
Qué es lo que está pasando?
Ustedes que leen los diarios, los que lo ven por televisión,
los que en carne propia lo viven, los que son noticia,
los que las escriben, los protagonistas, los testigos,
las víctimas que nunca faltan pero siempre sobran,
a ustedes, a nosotros… qué es lo que está pasando?
La ira, la venganza, la matanza, la violencia
es lo que ahora en todos lados reina,
hasta la naturaleza se volvió loca y reacciona con mano de piedra.
No lo ven? No se dan cuenta?
Todo se está yendo a la mierda y nadie levanta un dedo,
bah… los dedos que se levantan son para señalar,
y esos dedos señalan a torturadores, a torturados,
a mancillados por dirigentes y a dirigentes que mancillan,
a ignorantes a enfermos a sanos y a curados.
Dedos que señalan a esos terroristas
que se autoproclaman como buenos
también a los otros de los que llaman malos,
cuando en verdad terrorista es cualquiera
que tiene el poder de apretar el botón.
Todos los dedos señalan responsables y culpables,
pero ningún dedo señala su propia mano,
todos nos desligamos en vez de comprometernos,
sabernos responsables y entendernos también como culpables,
y hacedores del mundo que nos rodea, del círculo al que pertenecemos,
y del que no, si señor, del que no también.
Parte vital y pasajera de un todo /somos/
granos de arena en una inmensa playa,
pero como individuos sólo somos
un grano de arena en el ancho mar.
Debemos aprender de nosotros mismos, de nuestras condenas,
de nuestras condenas, de la mochila que portamos,
debemos aprender paciencia,
que no es más que la ciencia de la paz,
y entender pero no justificar, y aceptar, pero nunca resignar.
No decir que si, ni decir que no,
y menos que menos decir por decir.
Amigos, enemigos, es nuestro futuro el que está en nuestras manos,
y para que éste no se escape entre nuestros dedos, los dedos deben estar unidos,
no señalando y buscando a los culposos y a los culpables,
si no más bien atendiendo su menester prensil de sostener.
Somos los únicos capaces de cambiar la historia,
ya que por ahora somos quien la escribe
por ende depende de cada uno de nosotros
que la historia tenga un final feliz.