Llueve, no es la primera vez que llueve
ni será la última tampoco,
se ven las montañas y el marco
del cielo bajo lamiendo las cimas
es soberbio.
Uno se siente impotente entre tanta imponencia,
hay olor a vida que retoña verde en los cipreses,
el valle está enjuagando las mil y un sequías del verano
y las acequias polvorientas antes
dejan ver el fondo barroso ahora
a través del agua invisible y fría que corre.
Bajo el maitén la vida espera.
Su mapuche milenario con costumbres ancestrales
sentado sobre la sombra del árbol
practica sus rituales sabiendo
que en breve nevará y los sonidos invernales
coparán de música las silenciosas copas de los árboles.
Crepitantes los maderos en los hogares
llenarán de humo su única avenida, a sus calles,
al bosque quejumbroso que a la primavera paciente espera.
Llueve, no es la primera vez que llueve
y por dios espero que tampoco sea la última.
ni será la última tampoco,
se ven las montañas y el marco
del cielo bajo lamiendo las cimas
es soberbio.
Uno se siente impotente entre tanta imponencia,
hay olor a vida que retoña verde en los cipreses,
el valle está enjuagando las mil y un sequías del verano
y las acequias polvorientas antes
dejan ver el fondo barroso ahora
a través del agua invisible y fría que corre.
Bajo el maitén la vida espera.
Su mapuche milenario con costumbres ancestrales
sentado sobre la sombra del árbol
practica sus rituales sabiendo
que en breve nevará y los sonidos invernales
coparán de música las silenciosas copas de los árboles.
Crepitantes los maderos en los hogares
llenarán de humo su única avenida, a sus calles,
al bosque quejumbroso que a la primavera paciente espera.
Llueve, no es la primera vez que llueve
y por dios espero que tampoco sea la última.