domingo, abril 08, 2007

Caos Organizado -- Novela -- 26ta entrega -- viene del 14/03/07

A partir del 14/03/07 y por sesentaidós capítulos, todos los días voy a estar subiendo de a dos capítulos, esta apasionante novela, madre nominal de este blog. La misma lleva por título, Caos Organizado, podrán encontrar aquí muchas cosas que nos hacen y deshacen como seres, personas y sociedad. Tal vez alguno pueda sentirse reflejado en ella, o encontrar la sin razón del porque y las razones de sobra que tiene cada por qué. La dejo en vuestros ojos y en vuestras manos con la esperanza que disfruten al leerla, tanto como yo al escribirla.-

Caos Organizado -- Novela


XLIX

Gustavo entró en la habitación donde Fernando cautivo se recuperaba.
-Buenas noticias!- le dijo- ya no te vamos a torturar más, no hace falta que nos digas donde estaban todos...
-Estaban?
-No te conté lo que acaba de pasar... Ay Dios fue una tragedia!, la fábrica de botellas de agua lavandina voló por los aires, ojalá hubieras podido ver el agujero que quedó, la mitad del barrio se desplomó... Ratas, parece que las ratas que vivían bajo la fábrica, hicieron tantos túneles que... bueno que vamos a hacer son tragedias que a veces pasan...- Fernando trató ponerse de pie.
-Sos un hijo de...
-Nadie. Como vos, como Lucero, somos hijos de nadie.
-Como si me importara ser hijo de alguien.
-Sí, como sea... te vengo a dar la noticia que acá ya no tenés nada que hacer, pero sin embargo tengo una propuesta que hacerte.- Fernando resopló fastidioso.- No digas que no antes de tiempo, escuchá primero.
-De vos no tengo nada que escuchar.
-Qué preferís que las cosas sigan así como están, por favor, no seas tonto...- Fernando luchaba contra sus ataduras sin poderse zafar.- Por qué sos tan tonto? de quién sacaste eso?
-Qué mierda querés de mí?
-Las bocas están plagadas de tu nombre, hasta en el exterior se habla de vos como un mártir... tardé en entender por qué corno te habías entregado pero con ese asunto de hacerte el mártir, guau que te pasaste... Te das cuenta? Sos un héroe nacional, un prócer! Estoy tan orgulloso de vos. Hagamos una cosa...- le dijo bastardamente-... seamos amigos.
-Andate a la mierda!- Gustavo puso cara de aburrido.
-Estás muy mal educado y no te estás manejando con la cabeza o qué, sos rencoroso acaso?- Fernando lo escupió en el rostro.
-Buena puntería!- mientras se sacaba con un pañuelo el escupitajo de la cara- No querés ser mi amigo? No conocés el viejo dicho que dice lo pasado pisado?. Vamos! al fin y al cabo sos mi hermanito menor.
-Lo único que pienso hacer con vos es irme a la tumba.
-Viste que todavía me querés?.- le sonrió- mirá, vamos a hacer algo, mi novia te va a convencer.- Gustavo abrió la puerta y Marisa entró cabizbaja.
-Marisa!- que sorpresa para Fernando, verla a Marisa allí, entrando en el habitáculo cabizbaja, vergonzante, sin levantar la vista siquiera.
-Sí- respondió en un triste susurró.
-Creo que tienen cosas que hablar, me voy por un ratito y vuelvo... nadie quiere un té... dejen, dejen, después nos ocupamos de eso- Gustavo besó a Marisa con un beso largo y apasionado, ella se resistió apenas- Decile que juegue conmigo, sí?- Gustavo echó a reír y salió del habitáculo mientras a Fernando una lágrima se le escapaba del ojo en compota.
-Sos una mierda sabías?
-No me juzgues, desde acá ayudo de alguna manera.
-Por favor, me costaba entender todo, pero con ésto el todo ya me importa un bledo...- dijo realmente triste.
-Estás cambiado...
-Como para no estarlo, si pudieses mirar a mí alrededor te darías cuenta que estoy rodeado de mierda...
-No estás sólo vos en toda esa mierda...
-No, también están Lucero, Gésus, Elbéstides, Esperanza, Anselmo, Colifa, Victoria y mismo hasta mi vieja... ella era menos mierda que vos, ella no fingía, ella era hija de puta... no te daba la mano y después te la soltaba, por lo menos iba de frente.
-Todo lo que hice lo hice por vos.
-Lo único que te faltaba.
-Gustavo me juró que si no te dejaba...
-Me hubieses dicho mujer.
-Mujer...- lo miro- Quién iba a imaginar que vos...- titubeó.
-Que yo qué?- la miró con los ojos en llamas que le evaporaban las sus lágrimas.
-Que ibas a ser así, reconocelo Fernando, no ponías muchos huevos en la vida.
-Porque no habían cosas por la cual ponerlos y arriesgar a perderlos, excepto vos, claro. Por vos si los hubiese perdido.- le confesó. Marisa parecía haberse ofendido.
-No mientas...
-No miento, sabés que hubiese hecho cualquier cosa por vos, a mí no me faltaron huevos... tal vez a vos te faltaban.- Marisa se desplomó a su lado llorando.
-Perdoname, por favor perdoname!
-No tengo nada que perdonarte, lo hecho hecho está. Ya nada se puede hacer.- Marisa se puso de pie y entró a dar vueltas en círculo.
-Siempre hay algo por hacer, siempre!- se repetía a sí misma. Se abalanzó sobre la cama y empezó a deshacer las ataduras hasta desatarlo por completo.
-Qué hacés?- le preguntó.
-Te desato boludo, andate de acá, huí, huí lejos, lo más lejos que puedas.
-No, no seas tonta... te va a matar.- le dijo convencido.
-Vos que te pensás, que ésto que vivo es vida, Gustavo es un tipo que nos va a terminar matando a los dos. Yo fui la primer boluda, dejame que lo solucione aunque sea un poco.
-Te pensás que voy a poder irme lejos... mujer, me pegaron hasta en el alma... estoy en esta posición hace ni sé cuanto tiempo, ni siquiera sé si me puedo mover, no siento ni una parte del cuerpo.- Marisa se le subió encima y entre lágrimas le dijo.
-No te lo voy a pedir por mí, te lo voy a pedir por esa gente que nombraste, levantate y andate. Sea como sea. Levantate y andate.- vaya saber uno de dónde sacó las fuerzas necesarias Fernando para sentarse. Marisa sonrió grande y Fernando volvió a caer rendido.
-No me voy a ir sin vos.
-Te tenés que ir sin mí.
-Y nos vemos cuando pase la tormenta?- preguntó socarrón.
-Mi tormenta se acaba conmigo.
-La mía también.
-Puta que sos cabeza dura!- Gustavo entró en la habitación, Marisa le saltó encima y le clavó las diez uñas en la cara.
-Puta de mierda!- le dijo. Fernando intentaba ponerse de pie, luchaba contra sus fuerzas lesas a fuerza de golpes y otras cosas. Gustavo se la sacó de encima dándole un cabezazo en medio de la nariz, Marisa cayó sangrando inconsciente fuera del habitáculo. Fernando la vio caer despatarrada, sin sentido, algunos metros más allá.
-Qué vas a hacer hermanito?- Fernando saltó de la cama y con las dos manos juntas lo desarmó de un golpe, Gustavo cayó como marioneta sin hilos, y debido a la inercia del golpe Fernando le cayó encima, con los músculos despertando apenas comenzó a golpearlo con las pocas fuerzas que le quedaban. Un hombre se acercó corriendo por el pasillo, que hasta el habitáculo llegaba, con el arma en la mano. Se encontró primero con Marisa y más luego con Fernando. El hombre tomó a Fernando por los hombros y lo sacó de encima de Gustavo que desmayado en el piso yacía.
-Vamos!- le dijo. Fernando lo miró confundido.
-No puedo ir sin ella.- el hombre la vio a Marisa en el suelo.
-No voy a poder cargarlos a los dos.
-Cargala a ella, yo salgo solo.
-Pero...
-Cargala mierda.- el hombre se puso a Marisa en la espalda y la comenzó a llevar por el pasillo. Fernando, lo seguía a duras penas.
-Vamos, vamos.- lo arengaba a seguir. Doblaron obligados por el pasillo y se encontraron frente a tres hombres que hablando de otras cosas venían. -Cuidado!- ambos se arrojaron al piso mientras los otros les disparaban. Utilizó la pistola que traía en la mano para cargarse a dos antes de caer herido por una de las balas que pasó lamiéndole el cuello abriéndoselo apenas. Fernando se le acercó cuerpo a tierra arrastrándose; de la flácida mano que perdía la vida de a poco le quitó el arma y con tres tiros se cargó al tercero.
-Te dio justo en la yugular.- el hombre respiraba con dificultad mientras se desangraba, Fernando le limpió la sangre y notó unas marcas en su cuello.
-No importa dónde, quién mal anda, mal acaba.- Fernando le sonrió acariciándole la cabeza con cariño.
-Gracias- le dijo.
-No, yo te tengo que agradecer... gracias a vos me dí cuenta que la lealtad existe, aprendí lo que es el respeto. Ganen ésto, lo merecen, vos más que nadie.- el hombre seguía desangrándose.
-Ya es tarde para que alguien gane.
-Lo sé, todo se fue al cuerno. Perdimos al fin de cuentas, perdimos, aunque yo me siento bien. El haber estado para que te salves, me hace sentir que entre toda esta bosta yo, soy el que más gané.
-Te voy a llevar.- le dijo.
-No podés cargarnos a los dos, cargala a ella que salgo solo.- le sonrió.
-Te voy a llevar.
-Cargala mierda! yo puedo solo.- el hombre parecía un toro, herido y todo como estaba, presionándose la yugular para que no sangre tanto. Se puso de pie.- Vamos mierda cargala!- Fernando tomó a Marisa sentía de a poco que recobraba las fuerzas, claro que sabía que si no las recobraba moriría. Y no quería morir así. Avanzaron por más pasillos con la suerte de no encontrarse con ninguno más. Se detuvieron y el hombre tomándose el cuello lo miró.
-Aquella puerta te lleva al estacionamiento, hay un par de guardias así que lleva la pistola preparada.
-Bueno vamos.- le dijo tomándole el brazo con Marisa al hombro.
-No, yo me quedo.
-Qué- se sorprendió- vos estás completamente loco!
-No, estoy muriéndome, me paré nada más para que vos sigas, si por mí hubiese sido me hubiese quedado allí en el pasillo.
-Pero...
-Nada- interrumpió en un susurro.- en serio no puedo más...
-No te puedo dejar acá.
-Hacelo yo voy a hacer lo que tendría que haber hecho hace tiempo.
-Qué vas a hacer?
-Voy a volar el lugar a la mierda.
-Y vos?
-Siempre me gustó tener mi vida en mis manos, andate, vamos.
-Pero...- El hombre lo miró a los ojos con esa mirada que dice todo, aunque Fernando no estaba de acuerdo sabía que quedarse un rato más allí, era realmente peligroso.
-Andate- le repitió seriamente.
-Si vos no salís conmigo yo no salgo, vas a vivir.
-La puta madre!- bramó el otro arrebatándole el arma de la mano.
-No!- gritó Fernando mientras lo veía correr pistola en mano hacia aquella puerta, la traspasó llegando al garaje y empezó a disparar hacia todos lados. Siete impactos recibió hasta caer al suelo.
-Está el camino libre ya.- le dijo respirando costosamente.- Ahora andate. Ya no te soporto.
-Disculpame.- le dijo sin querer.
-Qué va! era de imaginarse que no me ibas a dejar solo. Sos un gran tipo Fernando, tenés un no se qué, vale la pena haber muerto por vos, vale la pena...- el hombre cerró los ojos y un último hilo de sangre bajó por su boca y se entremezcló con la de su cuello. Fernando llevó a Marisa hasta un auto y la metió en el asiento de adelante, volvió, cargó al hombre y lo dejó en el asiento de atrás. Se subió en el auto y lo echó a andar. Unos disparos rompieron los cristales laterales traseros, Fernando tomó a la desmayada Marisa y la protegió con su cuerpo, apretó el acelerador a fondo mientras los disparos seguían asestándose uno a uno contra el auto que huía. Se estrelló contra la puerta del garaje atravesándola, más disparos destrozaron el cristal de atrás. Miró por el espejo y lo vio a Gustavo berrear como un niño, puteando en siete lenguas. Aceleró más aún y siguió a las corridas por la carretera hasta sentirse seguro. La miró a Marisa y después al Toro (así lo llamó), se internó a un costado del camino, escondiendo el auto en algún lugar y enterró al Toro con todos los honores que se merecía. Con una sonrisa y una lágrima, en silencio, le agradeció.

L

-Ah qué joda! ahora me mirás de costado pero sonriente, el dolor que se siente en el pecho con la muerte de los seres que uno ama es infantil, egoísta... pero pese a eso uno no lo puede dejar de sentir- Nosferatu le refregó la cabeza por el índice con triste cariño- viste que todo iba a terminar mal Nosfe, ella murió, murió en los brazos de su amor, murió dejando tras ella un profundo dolor en mi pecho, no, no me mal interpretes, era mi amiga y la amaba con todo el corazón, ella era especial Nosfe.- Escuchó allí fuera por los túneles una corredera de gente que parecía estar buscando su escapatoria. Un alguien irrumpió.
-Descubrieron el refugio hay que salir.
-Quiénes saben de ésto?
-No sé, a mí sólo me dijeron que vuele.- Colifa salió corriendo internándose aún más en la fortaleza subterránea, a cada uno que encontraba le exhortaba que salga. Contra la corriente avanzaba deshaciéndose de todas las esperanzas.
-Doctor tenemos que volar!
-Qué es lo que está pasando?
-Descubrieron el refugio!
-Mierda, vamos!- comenzaron a salir a las corridas buscando una posible salida, parecían estar solos allí debajo.
-Parece que salieron todos.
-Espero que sí.- el doctor cayó doblándose el tobillo. Colifa se detuvo.
-Vamos.
-No puedo seguir, andate.
-Desde algún lugar se escuchó una explosión y otra. Colifa tomó al doctor por sus sobacos y lo arrastraba por el pasillo mientras que Nosferatu lo ayudaba tomando al doctor de los pelos haciendo fuerza murciélago. Otra explosión más se escuchó y el techo subterráneo comenzó a temblar derrumbándose. Colifa lo miró al doctor, el doctor a Nosferatu y Nosferatu cerró los ojos.