sábado, abril 14, 2007

Caos Organizado -- Novela -- 32da entrega -- viene del 14/03/07


Ya estamos en la recta final, aquí tendremos los últimos dos capítulos de esta novela, donde hemos encontrado las miserias más profundas de las sociedades y sus gentes, donde los intereses personales están por sobre todas las necesidades. Hemos reído, hemos llorado y hasta hemos mascado bronca ante la impotencia que causan el poder, el egoísmo y la necia necesidad de apretar y sofocar tan solo por vanidad, con vosotros, los últimos dos capítulos.

Caos Organizado -- Novela

LXI
El helicóptero aterrizó en la pista de aterrizaje, Gustavo bajó del mismo caminando seguro, pisando fuerte, con los ojos fríos, con la cabeza estratega pensando silente.. Se acercó al establo y entró silencioso. Gésus se acercó y lo saludó fríamente al igual que Talmarital.
-Esto se tiene que terminar.- dijo.
-Sí...- parecían estar de acuerdo. Las miradas de Gésus y Gustavo pugnaron titánicamente cuando se cruzaron. Talmarital los tomó a ambos de los hombros.
-Vamos muchachos, ya hemos tenido demasiado.
-Dónde está Fernando?- preguntó Gustavo.
-Pensé que lo tenías vos- le dijo seco.
-Y yo vos.
-A mí se me escapo con la putita esa...- farfulló Gustavo.
-Bueno, bueno...- interrumpió amenizando la situación.-... hay que pensar en qué vamos a hacer y cómo.
-Lo que hay que hacer es parar toda esta mierda.- dijo Gésus.
-Al fuego se lo combate con fuego.
-Si pero ellos tienen lanzallamas y nosotros tenemos fósforos...
-No.- exclamó Gustavo- yo tengo armas para tirar para el techo, están esperando mi orden para entrar en acción.
-Por qué entonces no las usaste apenas llegaron?
-Porque me llegó tu mensaje- dijo fríamente mirándolo a los ojos.
-Podrías haber intervenido antes?
-Claro que sí pero con el asunto de la fábrica y todo eso- resopló haciendo mofa de un falso cansancio- también sabía que la O.M.N. iba a atacar, pero bueh! para qué meterse donde a uno no lo llaman.- Gésus se prendió del cuello de Gustavo apretándoselo con fuerza. Gustavo se deshizo de la presión sacándole las manos de su asesina agresión con sus dos manos que dibujaron un semicírculo de adentro hacia afuera, los brazos de Gésus se abrieron hacia los costados y Gustavo le metió un mamporro en medio de la cara el cual Gésus no pudo esquivar pero si soportarlo de pie, le devolvió el moquete, Gustavo cayó al piso tomándose la cara.
-Mierda que pegás duro!
-Si fuera por mí te mataría...- le dijo amenazante parado en el mismo lugar.
-No podrías, en cambio yo sí podría.- dijo Gustavo sacando de su cintura un arma y apuntándole, con la manga se limpió la sangre que le caía de la nariz-... no es la primera vez que me pegás, tal vez no te acuerdes pero cuando se incendiaba el bar de tu amigo y vos estabas yendo hacia allá...
-Vos me pateaste en el piso...
-Sí.- dijo mientras mantenía el arma apuntándole directamente a la cabeza.
-Bueno ya está, me dijiste todo, yo ya lo sé, ahora sólo te queda matarme.
-Matarte?... estás loco, sería mal negocio, hasta que la cosas no se enfríen un poco la gente se va a acordar de mí y no creo que lo hagan con cariño...- resopló guardando su arma de nuevo bajo el cinturón.-... no sería bueno para el negocio deshacerme de vos- Talmarital se encontraba en medio de una situación harto complicada y riesgosa.- me convienen vivos... los dos, en cambio ese no, pero me da lo mismo que ese siga vivo...- el ex-canciller lo miraba con miedo.- Ah! que tanto- sacó el arma, dibujó un círculo en el aire con la misma haciendo en algún lugar de esa circunferencia un sólo disparo y la volvió a guardar en su cintura.- en qué estábamos?... oh sí! teníamos que salvar a la República...- Gésus y Talmarital se miraron sorprendidos mientras se volteaban para ver al ex-canciller en el piso con un agujero en medio de los ojos.
-Hijo de puta!
-No es para ponerse así, si ese quedaba vivo les iba a hacer a ustedes las cosas mucho más complicadas. El arreglo es el siguiente...
-Qué arreglo?- bramó Gésus acercándosele.
-Hay sólo una forma de salir de todo ésto y que la República no se hunda...
-Y a vos qué mierda te importa si la República se hunde.?!?
-También tengo negocios que atender acá... vamos muchachos no se pongan así, ya tengo todo arreglado. Ya me llegaron los informes, mañana por la mañana los aviones de la O.M.N. van a bombardear todo, entre mis hombres y la fuerza aérea los van a correr a todos por los aires y por tierra, la infantería se va a encargar de sacarlos de a uno, lo más seguro es que se rindan, pero no se van a rendir si yo lo pido, es más... si yo llego a aparecer, me van a caratular como terrorista y nos van a quemar a todos, en cambio si vos Gésus intervenís con el apoyo de Talmarital, van a aceptar poniendo algunas condiciones y todo va a quedar como entonces...
-Pasaron demasiadas cosas desde entonces...
-Sí, pero si ahora muere alguno de nosotros tres, la República va a pasar a ser historia, así de simple.- chasqueó los dedos mientras los miraba.
-Sos un hijo de puta!
-No, simplemente soy un hombre de negocios- miró el reloj de su muñeca- yo recomendaría que embarquen su vuelo y vayan yendo a hacer las negociaciones de paz antes que sea tarde.
-Esto no va a quedar así!- le dijo Gésus, clavándole el índice en el pecho, respirándole en la cara.
-Sí Gésus, no puede quedar de otra forma.- dijo prendiendo un cigarrillo.

LXII
Habían llegado al centro. Hace horas que daban vueltas por entre las calles y callejas céntricas de la Ciudad Capital; raramente todos los soldados rosados habían desaparecido, les había resultado extraño que mientras se encaminaban al centro, los otros se retiraran tan así rápidamente.
-Qué estará pasando?
-No sé, pero huele mal.- La mañana empezaba con el sol amaneciendo un horizonte repleto de aviones que venían.
-Mierda, cúbranse todos!- gritó Fernando viendo venir volando el negro destino que acechaba. En pocos segundos el cielo se llenaba de sombras y la tierra temblaba en tanto las bombas caían y de a una explotaban, los edificios tan sólidos parecían ser hechos de cenizas, los escombros caían desde los pisos más altos de los rascacielos. Los focos de resistencia que habían escondidos por doquier, escapaban corriendo por todos lados. No había lugar seguro donde "to be or not to be". La civilización se derrumbaba entre las explosiones, los hombres corrían desesperados, muriendo, muriendo por las explosiones, por los escombros que caían desde lo alto y se destrozaban en el piso levantando el polvo que otros mordían. Desde una boca de desagüe Fernando contaba cuantas vidas al gato le quedaban. Un avión cayó en picada reventando contra el piso, desarmando una manzana completa, dejando allí un agujero. Los aviones de la República llegaban y también cubrían los cielos y comenzaban a combatir como dos halcones en propia pugna, en el aire, brindando un espectacular combate repleto de acrobacias piruetezcas y rojas explosiones, con alas de metal y patas de balas, bombas y misiles, de un lado, del otro. Después de unos minutos de pánico y ataque constantes los aviones atacantes comenzaban a huir perseguidos por la feroz fuerza aérea de la República que formaban al irse. Las gentes salían de entre las ruinas, festejando, revoleando trapos, uniformes y banderas, otro de por ahí prendía un cigarro y un gato de por allí salía coqueto.
Gritaban al cielo, cantando, bailando, agradeciendo felices casi todos estaban. Fernando salió del desagüe y comenzó a recorrer las calles y callejas de la Ciudad Capital que se encontraba en esa tensa paz que llega después de esa tormenta que con todo con lo que se cruza lo arrasa y lo lleva. Miraba a su alrededor caminando despacio entre escombros y quejidos próximos a la muerte, sintió la soledad del fin al llegar a lo que alguna vez fue el bar de Colifa, se sentó entre sus escombros, pensando en todos, mientras recorría con la vista los devastados en derredores. Se puso de pie pensando y sabiendo que sí, que la naturaleza es sabia, había dejado al ser humano crecer y que él mismo decida el modo de ver las cosas, mirando todo por la superficie encontrando así nada más que preguntas.
Se detuvo frente al sol que amaneciente sonreía con esperanza entre sus rayos que llegaban y como no podía ser de otra forma, cálidos... acariciaban. Un magalíclaro le cagó el hombro y después se le posó allí cantando su raro canto violento lleno de paz. Mientras que un gato ronroneante se le acercaba amenazantemente coqueto.
-Qué más da?- se dijo cayendo de rodillas al suelo con los ojos enjuagados y sus brazos laxos colgando al costado de su torso.
-Vamos, vamos- sintió una suave voz que lo arrullaba- que todavía hay cosas para hacer niño, mire lo desordenado que está todo, fíjese nomás que caos!
-Si Fer, no es tiempo de lamentos, no te parece? La vida debe ser distinta, debe cambiar y ese cambio está en tus manos, en las tuyas y en los que te rodean...
-Algún día comprenderán que la fuerza no hace a la razón, que la opresión crea huérfanos, rencores y desamparos, que el dominio es de cada uno su demonio, que la libertad existe dentro de uno y que la vida de cualquiera es tan importante y necesaria como la de uno mismo, que creer es la fuerza mayor sin importar en lo que uno crea y cree... que la voluntad hace vientos con las fuerzas de las mareas, que hasta a las duras rocas con el tiempo cambian. Algún día entenderán que el que divide no reina porque no tiene qué reinar ya que lo ha dividido, sabrán que el individuo es indivisible y entonces comprenderán que se equivocaron dividiéndose, dividiéndonos, tal vez para cuando ésto suceda de vos ya no quede ni el recuerdo, pero es bueno que sepas que darse por vencido y dejar caer los brazos es de necio y si mirás a tu alrededor te darás cuenta lo que la necedad hizo y hace. No te dejes arrastrar por esas veredas ocultas de la mente en las cuales todo debe y tiene que tener razón y porque, recuerda que los caminos de los sentires están llenos de sol y compañía y que los sentimientos no tienen razones para contestar al por qué. ¡Hasta la bestia cambia gracias a los sentimientos y a creer! Recuerda que la lucha no termina si sobrevive el que pelea, recuerda que aprender es aprehender y después dar, recuerda que el rencor y la venganza nunca a nadie lo ha llevado a nada. Tal vez sea bueno luchar por los ideales, forjan el carácter, pero guay que las ideas se conviertan en obsesiones, en utopías, cuidado que las ideas se transformen en poder, porque allí nada se transforma si no, más bien, se deforma. Levantate, caminá orgulloso y mostrá a cada cual su camino y no te enojes con el que haya tomado otro, ya que te enojarás con la humanidad entera, sabé que ésta está formada por individuos que tienen que cumplir distintas metas. El ser humano para ser, sólo necesita creer, creer en eso que no existe a simple vista, de allí los sueños, de allí la vida.
Fernando comenzó a reír descarriadamente feliz mientras un lucero verde con una fuerza bestial, lo hacía ponerse en pie y sonreírle al futuro que en ese horizonte, con voluntad amanecía.


FIN